El éxito como experiencia íntima.

El éxito, al igual que la felicidad, tiene diferentes significados según cada persona. Si damos una vuelta por la literatura al respecto o simplemente preguntamos a nuestro alrededor, posiblemente nos encontremos con una definición del éxito ligada a otro concepto muy próximo, el reconocimiento. Bajo mi punto de vista son conceptos muy diferentes pero que fácilmente se pueden incluir en una misma ecuación.

El termino Éxito proviene del latín exĭtus, que significa “Salida”, de ahí se determina que Éxito se refiere generalmente al resultado final y satisfactorio de una acción y por ende, a consecuencia de ello, puede venir acompañado de reconocimiento, a lo que yo añadiría, «o no».

El éxito, y los parámetros que se establecen para sentirlo, tienen que ver, a mi juicio, con una experiencia íntima que puede o no llevar consigo reconocimiento. Es importante tenerlo claro, pues de lo contrario seremos «esclavos del aplauso» y «súbditos de los laureles».

En cualquier caso, y teniendo en cuenta como punto de partida esta diferencia conceptual, podríamos dar algunas pautas a modo de lecciones para llegar al éxito, tanto si tu idea de este vocablo consiste en perseguir un sueño hasta hacerlo realidad, como si buscas simplemente rendir al máximo en tu trabajo o conseguir algún reto en tu vida personal.

En primer lugar, no se trata de hacer lo que la gente espera de ti; haz lo que verdaderamente deseas hacer. No será fácil, en ocasiones deberás asumir obligaciones o seguir consignas que no te aporten directamente la felicidad del soñador, pero podrás ponerte cada día pequeños objetivos para que te sientas dueño de tus circunstancias, y no un mero espectador de las mismas.

Adáptate a las situaciones con normalidad, trabaja la tolerancia a la frustración y sobre todo, ten paciencia. El ejercicio de la paciencia tiene que ver con un concepto que en entradas anteriores he mencionado, se trata de la praxis de la esperanza, ya que sin esta última cualquier piedra en el camino puede parecer una montaña, pero haciendo uso de la misma, aunque las montañas no se disipen, la diferencia estará en que tu modo de pensar y de actuar te llevarán a escalarla salvando cualquier dificultad con arrojo y tesón sin huir de los problemas.

Arriesga, pero con trabajo previo, con perseverancia y teniendo como soporte tu trayectoria personal y profesional.  Tu experiencia te avala, y debes hacerte respetar por ello, como persona y como profesional.

Por último, es importante que establezcas tu propia definición de éxito, no vivas para hacer lo que otros esperan de ti, no estás aquí para cumplir las expectativas de nadie, define tus límites, exige que sean respetados y trabaja duro para conseguir aquello que te hace feliz. Si además lo que haces tiene una consecuencia positiva en la sociedad porque trabajas para las personas o en el terreno de la intervención social, esto te servirá de anclaje, pues sin duda, tu labor está mereciendo la pena, pero en cualquier caso y te dediques a lo que te dediques, busca un sentido y vive el éxito como una experiencia íntima, tuya. A por ello.

Por David López Mejuto.

 

 

 

 

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